17/5/10

Sôber (Apolo, 01/05/10)


Cuando hace unos meses tanto Skizoo como Savia anunciaban su separación, todo parecía apuntar a que volveríamos a ver a los hermanos Escobedo juntos de nuevo, y, efectivamente, al poco se anunció la vuelta de Sôber. Unos pocos meses más, y aquí los teníamos ya, dispuestos a presentarse de nuevo ante el público de Barcelona.


Algo antes de la hora convenida la sala Apolo ya estaba repleta de gente, expectante por ver de nuevo a Sôber después de tantos años, y justo al llegar la hora empezó a subir exageradamente el volumen de megafonía, mientras empezaba a sonar el clásico Cum on feel the noize de Quiet Riot, hasta que se escuchó un rasguido que cortó la canción y se hicieron el silencio y la oscuridad.


Empezaron a salir los miembros de Sôber al escenario, primero Jorge Escobedo y Antonio Bernardini, fuertemente ovacionados por un público que estaba siendo bañado por un haz de rayos láser, y finalmente Carlos Escobedo, siendo ya la ovación ensordecedora. Se iluminó en rojo la ya clásica Ô que, enorme, cubría el fondo del escenario, y sin mediar palabra empezaron a descargar “Oxígeno (Ô2)”.


La puesta en escena era sencilla pero cuidada, con esa gran Ô cerrando el escenario y cuatro potentes flexos de luz blanca que, acompañados por unos rayos láser, iban produciendo distintos juegos de luz, mientras ellos mantenían el look con que se habían hecho famosos, vestidos de negro riguroso y con las cabezas rasuradas.

Aun tardarían una canción más, “Cientos de preguntas”, en saludar al público, y lo hicieron primero en la voz de Antonio, pero a partir de aquí fueron continuas las ocasiones en que todos ellos se iban alternando al micrófono, bien para saludar, hacer una broma, o simplemente presentar alguna canción, como hicieron al llegar “Sombras”, un tema nuevo que funcionó muy bien en directo, y al que siguió “Mis cenizas”, no sin antes recordar que estaban aquí cual ave fénix resurgiendo de las cenizas. Tocaron un par de temas más y, llevando apenas tres cuartos de hora de concierto, ya hicieron el primer corte. Este primer tramo me dejó bastante frío, entre lo corto y que la mitad fueran temas de Reddo, que aunque fueron los que más coreó la gente yo echaba en falta las canciones antiguas con las que conocí al grupo. El sonido tampoco acompañaba demasiado, que al estar tan alto se embarullaba un poco, y aunque al grupo se le veía en buena forma y con buen rollo entre ellos, como si no se hubiesen separado nunca, yo no acababa de cogerle el punto al concierto.


A los pocos minutos reaparecieron Carlos, Jorge y Antonio, y anunciaron que la siguiente canción iba dedicada a Big Simon y Alberto Madrid, fallecidos durante la separación del grupo. Obviamente se trataba de “Adiós”, que vino seguida por “Cubos”, ya con Manu Reyes de nuevo a la batería, y “Si”, en que a media canción Carlos se retiró a un lateral del escenario, donde había medio escondida una segunda batería, y protagonizó un duelo con Manu, que además de dar un poco de protagonismo al nuevo miembro del grupo sirvió para darnos uno de los momentos más espectaculares de la noche. Con Carlos de nuevo a las cuatro cuerdas metieron un poco más de cera, y volvieron a retirarse. Todo hacía pensar en un concierto muy cortito, pero faltaban aun algunas de sus canciones más emblemáticas y el concierto no podía quedarse solo en una horita. Y así fue, al poco salieron de nuevo y tocaron del tirón “Arrepentido”, “Eternidad”, y “Paradysso”, dejando la sala patas arriba, y cuando parecía que, ahora sí, ya terminaban, aun se marcaron “Loco”. Empezaron a despedirse de la gente, mientras iban haciendo un pequeño medley instrumental con fragmentos de las conocidísimas Enter Sandman, War Pigs y Master of Puppets, y finalmente dejaron los instrumentos y se juntaron todos en el centro del escenario, abrazándose y saludando a toda la gente, hasta que se retiraron, esta vez ya de manera definitiva.

Al final hora y media escasa de concierto, poco para un concierto tan esperado como era la vuelta a los escenarios de uno de los principales grupos nacionales de los últimos años. Y aunque el último tramo me dejó con un buen sabor de boca, de no haber sido por esas últimas 4 canciones el concierto me habría sabido a muy poquito. Aunque lo más positivo es que pese al largo parón al grupo se le vio en buena forma y con buen rollo entre ellos, así que esperemos no tardar en verlos de nuevo, y que sea con un nuevo disco bajo el brazo.


Oxígeno (Ô2)

Cientos de preguntas

La prisión del placer

Una hora más

La nube

Sombras

Mis cenizas

El hombre de hielo

10 años

---------------

Adiós

Cubos

Si

---------------

Arrepentido

Eternidad

Paradysso

Loco


Metal Morfosis

Orphaned Land + Leaves (Salamandra, 29/04/10)


Hacía ya 6 años que los israelíes Orphaned Land, poco prolíficos en estudio, publicaran Mabool, un disco que los consolidó como una referencia del metal internacional con su mezcla de metal progresivo y música oriental, con algunos toques de death/doom. Y este año por fin nos han ofrecido un esperadísimo nuevo disco, llamado “The neverending way of ORwarriOR”, contando además con un productor de lujo como es Steven Wilson (Porcupine Tree, Opeth, Anathema, …), y han programado una amplia gira por USA y Europa para presentarlo que los ha traído hasta Barcelona y Madrid.


Como teloneros por España tenían a los barceloneses Leaves, que nos presentaron su disco debut “While the light continues spinning”, haciendo un metal tranquilito y atmosférico, en una línea que me recordó un poco a The Gathering, aunque a ratos más pop y a ratos más cañera. Todo el grupo hizo una buena labor, pero destacó especialmente su vocalista, Rachel, con una voz muy bonita y muy activa en todo momento, danzando según la música y transmitiendo mucha serenidad. Cuando empezaron había aun muy poquita gente en la sala, pero como pudieron tocar bastante rato, alrededor de los ¾ de hora, hacia el final ya tuvieron bastante público disfrutando de ellos. Tras presentarnos un buen puñado de temas propios, terminaron con una versión del “Teardrop” de Massive Attack que les quedó de lujo, cerrando así una actuación muy correcta, y dejándonos buen sabor de boca antes de que salieran al escenario los cabezas de cartel.


Pasó casi media hora hasta que Orphaned Land se dejaron ver por el escenario, pero finalmente aparecieron, vestidos con túnicas y camisolas típicas de su tierra, con tal familiaridad que parecían estar en el salón de su casa; Kobi, el cantante, incluso iba descalzo, y unido a la barba y la túnica le quedaba una pinta de Jesucristo bastante importante, con la que él mismo haría alguna broma a lo largo del concierto.


Empezaron a escucharse unas voces infantiles por megafonía, y enseguida empezaron a tocar “Birth of the three”, el tema que abría Mabool. Kobi iba cambiando los registros guturales por las voces limpias sin ningún problema, moviéndose sin parar salvo para en ocasiones adoptar alguna postura casi ascética, y con un carisma que llenaba el escenario. El concierto transcurría estupendamente, hasta que tras la segunda canción tuvieron un fallo con el pedal de la batería, momento que aprovecharon para saludar al público y empezar a hacer alguna de las muchas bromas que vendrían a lo largo de la noche. Se resistió un poco, pero consiguieron arreglar el problema, y empezaron a meterle caña al nuevo disco, con temazos como “Barakah”, “Sapari” o “From broken vessels”, pero teniendo también algún momento para el recuerdo, como fue recuperar “Season’s unite” de su primer disco, algo más cruda que lo que hacen actualmente. Lamentablemente no podía haberlos acompañado en la gira Schlomit Levi, su cantante femenina, así que las pequeñas partes en que ella canta tuvieron que meterlas pregrabadas, así como todos los acompañamientos que tienen a base de instrumentos tradicionales, aunque esto es comprensible porque supondría llevar toda una banda con ellos, haciendo inviable una gira; pero aun así sonó todo muy natural y no se hizo extraño. Todos los miembros del grupo estaban muy animados; Uri Selcha, el bajista, no paraba quieto, con unas barbazas que le daban una pinta bastante salvaje; Yossi Saharon, el guitarra solista, además de tocar de lujo, estuvo con una sonrisita permanente durante todo el concierto, notándosele que lo estaba pasando muy bien; Svatitzki, el guitarra rítmico, sí que quedó quizás más en segundo plano, pero también estuvo bien; y Yatziv Caspi, el batería, incluso se ponía en pie cuando podía y animaba al público desde detrás de su instrumento, sin dejar de tocar mientras tanto.


El concierto estaba siendo una gozada, lo mismo venía una parte cañera y te entraban ganas de hacer headbanging, que había una más festiva y el grupo animaba a la gente a dar saltos y dar palmas ..y el público respondía de lujo a todos estos cambios, habiendo además un buen aforo en la sala, lo que le daba más vidilla al concierto. Llegó el turno de tocar otra de las canciones emblemáticas del Mabool, “Ocean land”, y tras ella se retiró todo el grupo salvo Caspi. Se hizo durante un momento el silencio, y empezó a sonar una darbuka pregrabada marcando un ritmo, al que fue siguiendo Caspi con su batería, ahora más lentamente, ahora metiéndole más caña, sin hacerlo demasiado largo, hasta que de repente terminó, y se escuchó un salmo y un mijwiz tocando el inicio del Seek and Destroy, lo que dejó a la gente flipando. Tras esta pequeña sorpresa, reaparecieron los dos guitarras y Kobi, para tocar “M I ?”, una canción tranquilita que sirvió para que Yossi se luciera un poco con un solo muy emotivo en el centro del escenario, mientras Svatitzski iba marcando tranquilamente la rítmica por detrás. Ya con toda la formación de nuevo sobre el escenario tocaron “The warrior”, y tras ésta nos dieron una buena sorpresa, pues para tocar “El meod Na’Ala”, del segundo disco, Yossi se fue detrás de su amplificador, y de allí sacó un bouzouki que sustituyó a su guitarra eléctrica, y con el que tocaron una canción muy alegre. Tras esto volvieron a su último disco con “In thy never ender way” y se despidieron tras casi dos horas de concierto, diciendo que lo habían pasado muy bien, siendo la primera vez que venían a Barcelona como cabezas de cartel, y que se habían sentido como en casa.


Pero no acabó aquí la cosa, sino que en seguida volvieron a salir, únicamente Yossi y Kobi, para recitar una canción árabe muy tranquila, y después ya todo el grupo se arrancó con el “Norra el Norra”, que levantó una vez más a toda la sala. Ahora sí, ya tocaba despedirse, no sin antes agradecer a toda la gente por haber ido y decir una vez más lo bien que lo habían pasado.


El concierto fue todo un lujo, de esos conciertos que pocas veces tienes ocasiones de ver. Un grupo que derrochó carisma y simpatía, con una propuesta musical original, muy cañera a la vez que alegre; un set-list bien elegido, con mucho material del nuevo disco pero sin olvidar sus discos antiguos; y tocando durante algo más de dos horas. Los teloneros además fueron una grata sorpresa, así que se dio una buena noche.


Birth of the free

Olat Ha’tamid

Like fire to water

Disciples of the sacred oath II

Barakah

The kiss of Babylon

Sapari

From broken vessels

Season’s unite

Vayehi Or

Halo dies

The path (Part I)

Ocean land

Drum solo

M I ?

The warrior

El Meod Na’Ala

In thy never ender way

---------------------------

Amen

Norra el Norra

Ornaments of gold


Metal Morfosis