20/2/10

Danny Cavanagh + Leafblade (BeGood, 16/02/10)


Tras visitarnos hace unos meses con su grupo Anathema, y en lo que se termina de mezclar su esperado próximo disco, el guitarrista Danny Cavanagh nos ha obsequiado con una gira de formato mucho más reducido, tocando versiones acústicas de sus propios temas además de algunas versiones, y en la que se ha hecho acompañar por Leafblade, el grupo que forma él mismo junto a Sean Jude, y donde entra en terrenos más folk.


La sala, un pequeño local con una zona más elevada en un extremo que sirve de escenario, abrió las puertas con bastante retraso y al poco rato llegaron Danny y la poca gente que le acompaña en esta gira, mezclándose entre la gente como si de alguien más del público se tratase, yendo y viniendo para montar el stand de merchandising, hasta que a falta de cinco minutos para las diez, una hora después de lo previsto, Danny y Sean subieron al escenario, sin más atrezo que dos taburetes, e hicieron sonar algunas notas para comprobar el sonido.


Leafblade practican música de influencia folk, pero actualizado a sonidos más actuales, en un tono muy suave y ambiental. Arrancaron con un tema llamado “Sunset hypnos”, ambos tocando la guitarra acústica y siendo Sean quien llevaba la voz solista. Tras acabar este tema Danny se presentó al público, y a partir de ahí siguieron desgranando diversas canciones de su reciente y único disco “Beyond Beyond”, como “The roots and the stone” o “Rune song”, e incluso un tema del grupo de Sean, con quien Danny comentó que habían tocado cuando empezaban con Anathema hacía 20 años. Para finalizar nos ofrecieron una versión del “Going to California” de Led Zeppelin que encajó muy bien con el resto de temas tocados. Intercalando siempre bromas entre canción y canción, incluidos algunos guiños a las canciones de Anathema, crearon muy buen ambiente, y transmitieron la sensación de estar tranquilamente en un pub entre amigos.


Al acabar bajaron de nuevo entre el público, dando muestras de estar de muy buen humor, y tan solo diez minutos después Danny volvió a subir al escenario, para enfrentarse esta vez él solo al público, con la única ayuda de su guitarra y un pedal de efectos que usaría de manera muy ingeniosa para crearse un acompañamiento durante las canciones.


En pie en el centro del escenario Danny empezó a golpear la caja de la guitarra, grabando esa percusión con el pedal y dejando que se reprodujese en un loop, sobre el que nuevamente grabó una línea de guitarra, y sobre esto empezó a tocar “Deep”, la canción con la que suele abrir sus conciertos. Le siguió “Fragile dreams”, en la que cometió un error al preparar los loops, pero aprovechó para hacer una broma con ello y ganarse de nuevo al público, al que incluso hizo cantar el estribillo. Siempre en un estado de permanente alegría, y jugando con los loops, siguió tocando más temas de Anathema: “Forgottten hopes”, “Lost control”, en que de tan contento que estaba a punto estuvo de caerse en un amago de baile, “Leave no trace,” que dedicó a su hermano Vincent, y finalmente “One last goodbye” antes de empezar a interpretar versiones. La primera versión que cayó fue el “Big love” de los ingleses Fleetwood Mac, para después corresponder a la petición de un seguidor que antes del concierto le había pedido un tema de Nick Drake, a quien Danny hizo un disco tributo llamado “A place to be”. Aquí retomó momentáneamente los temas propios para tocar “Temporary peace”, y acto seguido arrancar con el “High hopes” de Pink Floyd, que estando a punto de terminar dejaría en suspenso, sonando únicamente los loops, para desaparecer del escenario y volver en un minuto escaso, como quien hace un bis. Terminó de tocar la canción y comentó que la preparación del nuevo disco de Anathema iba por buen camino y esperaba volver a venir pronto, e inició el tramo final de concierto con “Creep” de Radiohead y un par de temas propios: “Flying” y “Are you there?”, tras lo que invitó a Sean a subir de nuevo al escenario y se arrancaron con un “The boxer” de Simon and Garfunkel que sorprendió a todo el público, que sin embargo acabó dando palmas y pasándoselo de lujo.


Pasaban ya diez minutos de las doce de la noche cuando terminó este especial concierto, y Danny y Sean no tardaron ni un instante en mezclarse de nuevo con la gente y dejarse hacer fotos, dar firmas y estar la mar de simpáticos con todo el mundo. El sonido fue bueno, y las alrededor de 50 personas que allí nos juntamos, suponiendo un buen aforo para la sala, quedamos muy contentos, y es que da gusto presenciar un concierto de una manera tan cercana e incluso íntima con un músico al que se ve disfrutar. El único punto negativo que se le puede sacar fue ese retraso, siendo un concierto entre semana, que impidió que parte del público no pudiese disfrutar el post-concierto bajo riesgo de quedarse sin transporte público.


Metal Morfosis

19/2/10

Sunn O))) + Eagle Twin (Sala Apolo, 04/02/10)


Cuando alguien asiste a un concierto de Sunn O))) sabe que va a presenciar algo fuera de lo común, y para lo que hay que tener bastante predisposición. Con ese ánimo me dirigí a la sala Apolo, y nada más ver el escenario ya noté que la máxima que venían pregonando de “Maximum volume yields maximum results” se iba a cumplir, con un muro de amplificadores cubriendo tanto el fondo como los laterales del escenario.


Para ir calentando la noche teníamos a Eagle Twin, un grupo formado tan solo por un guitarrista y un batería, y cuyo único disco “The unkindness of crows” me había llamado bastante la atención, con un doom muy crudo, donde no se nota en absoluto que haya tan solo dos personas.

Pasaban escasos minutos de la hora anunciada cuando Gentry Densley, el vocalista y guitarra, se acercó al micro y empezó a soltar los gruñidos que abren el primer tema del disco, “In the beginning was the scream”. A partir de ahí se inició una sucesión de riffs totalmente primitivos, acompañados por los golpes lentos pero compactos de Tyler Smith, que rompió una baqueta y tenía que estar recolocando la batería continuamente por los golpes que le daba, encadenando una canción tras otra de manera que resultaba imposible adivinar cuándo terminaba una y empezaba la siguiente, hasta que 50 minutos más tarde pararon de golpe y se hizo el silencio. A lo largo de ese tiempo se fueron alternando momentos más sosegados, donde quizá se echaba en falta algo más de consistencia, con otros de una intensidad brutal, en que parecía imposible que solo hubiese dos personas sobre el escenario. La afinación de la guitarra, como si de un bajo se tratase, ayudó a lograr un sonido muy lleno y, gracias al buen sonido, muy alto y con fuerte presencia de graves, notabas como si cada riff te golpease físicamente.


En ese momento la sala ya rozaba el lleno, y la gente estaba expectante ante lo que iba a venir, sabiendo que no iba a ser algo normal. Cabe decir que Sunn O))) convierten sus conciertos en toda una representación teatral de sonido ralentizado y distorsiones continuas, alcanzando un carácter casi ritual, e improvisando sobre sus propios temas sin que exista un setlist propiamente. A la formación tradicional de Sunn O))), consistente en Greg Anderson y Stephen O’Malley tocando la guitarras y el bajo indistintamente, acompañaban en esta ocasión Attila Csihar, cantante de los míticos Mayhem, y Steve Moore manejando los sintetizadores, perteneciente a Earth, el grupo que Sunn O))) empezó versionando y al que ha acabado apadrinando bajo su propio sello discográfico.


Por fin se apagaron las luces de la sala, mientras una enorme masa de humo llenaba el escenario, iluminado únicamente por una tenue luz, que posteriormente iría alternando entre el rojo y el verde. En seguida empezamos a distinguir las siluetas de Anderson, O’Malley y Moore, ataviados con sus habituales capuchas oscuras, para acto seguido y sin mediar palabra empezar a ofrecernos resonancias pesadas y densas durante un cuarto de hora, mientras se iban moviendo de manera tan lenta y exagerada como los sonidos que ejecutaban, y se iban pasando una botella de vino creando toda una liturgia. Si con Eagle Twin habíamos notado cómo nos golpeaba cada golpe de riff, gracias al volumen ensordecedor y los fuertes graves, aquí la vibración ya se había convertido en algo continuo que nos sacudía el cuerpo en todo momento, notando cómo nos temblaban hasta las entrañas. Finalmente hizo su aparición Attila, también vestido como un monje, y tras algunos movimientos rituales empezó a cantar un sermón. Attila es la auténtica bestia escénica del show, lo mismo recitaba que sacaba voces desgarradas o emitía cantos armónicos budistas, siempre acompañándose de una potente gesticulación que le ayudaba a lograr una gran presencia sobre el escenario. Cualquier cambio en la actuación se hacía con mucha parsimonia, llevaba su proceso; las guitarras alternaban momentos más frenéticos con otros en que dejaban caer las notas como si fuesen ligeras gotas, y entonces notabas cómo dejaba de vibrarte el cuerpo por un instante y lo echabas en falta, a la vez que Attila cambiaba de registro vocal o Moore sustituía los teclados por un trombón para darle un nuevo matiz al sonido. Acercándose el tramo final del concierto, Attila dejó el escenario durante unos minutos, para aparecer después ataviado con una túnica recubierta de espejos afilados y una corona de ramas, que enseguida cambiaría por una corona de largos espejos, recreando una escena de auto-coronación mientras las guitarras iban aumentando cada vez más su intensidad, hasta acabar con Attila gritando de rodillas y Anderson y O’Malley alzando sus guitarras sin dejar de rasgarlas. Y de golpe cesó el ruido.


La sensación que te queda tras presenciar algo así es extraña. No es una música que transmita sensaciones agradables, te deja incluso un poco aturdido, y hay momentos en que esa lentitud en los cambios resulta excesiva y desconectas. Pero también hay otros momentos en que todo eso ritual casi religioso, junto a la sensación de poder palpar el sonido, consigue que entres en una especie de trance con la música. Consiguen llevar la experiencia del concierto a todos los sentidos, a través de una propuesta musical que parece estancada y repetitiva, pero que se alarga durante hora y media sin pausa sin que se haga larga, gracias a una puesta en escena muy lograda.

Metal Morfosis

Klimt1918 + LeGrant (Salamandra, 22/01/10)


El nombre de KLIMT 1918 no es que sea muy conocido en España. Procedentes de Roma (Italia) y formados en 1999, nos ofrecen música Indie-Rock con muchas influencias góticas. Comparados con grupos como ANATHEMA, DREDG y EDITORS, tienen tres discos llenos de grandes composiciones y de gran calidad, apenas conocidos en el mercado español. Pese a su desconocimiento, la promotora Eclipse Group apostó por ellos con dos fechas en nuestro país.


En la fecha barcelonesa fueron acompañados por LE GRANT, un grupo barcelonés de marcado carácter indie y new-wave que resultó ganador de la primera edición del “Indiependent Bcn week”. Empezaron a tocar con la sala prácticamente vacía y nos ofrecieron temas como ‘Low’ o ‘The feel’, pertenecientes a su EP, bastante bailables y que animaron al poco público existente, pero aunque entre ellos mostraron buena actitud y se mostraron activos, apenas tuvieron comunicación con el público, lo que ensombreció un poco su actuación haciéndola un tanto fría.


Llegó el turno de los italianos, sin que la sala se hubiese llenado mucho más. Con todo el grupo posicionado en el escenario empezó a sonar una intro en la que se hacía referencia a una carta escrita por Ernesto Che Guevara y que se hizo un poco larga, para acto seguido arrancar con 'Breathtaking Days', de su última obra 'Just In Case We'll Never Meet Again (Soundtrack For The Cassette Generation)'. Volvieron a recordarnos sus pinitos en la música con 'Passive', canción de su primera Demo, eso sí, adaptada al estilo actual del grupo. Después de esta canción para los más nostálgicos se centraron en sus dos obras más recientes. Canciones como 'Ghost of a Tape Listener', 'True Love Is The Oldest Fear', 'Nightdriver' y 'Dopoguerra' fueron las más aclamadas por el público, que apenas pasaba el centenar de personas. La única pega a su más que correcta actuación fue el set-list, dejándose en el tintero temazos como 'Sleepwalk In Rome', 'Rachel' o 'Undressed Momento'.


Es una verdadera lástima que un grupo de la calidad de los italianos apenas tenga tirón, ya sea por asuntos promocionales (pertenecen a una discográfica pequeña) o por feeling con los oyentes. Este tipo de música, bastante más comercial que los grupos de Metal en los cuales este blog tiene cabida, y más de la calidad compositiva de esta gente, podría estar perfectamente haciendo giras mundiales de la mano de grupos como U2, Muse o Radiohead o, sin llegar a estos límites, haber llenado perfectamente la Sala Salamandra con un público acostumbrados a ritmos no tan extremos (la mayoría de los asistentes eran seguidores del Metal).


Fotografías: Javier García

Texto: Xènia Senserrich y Javier García

Camden