17/5/10

Sôber (Apolo, 01/05/10)


Cuando hace unos meses tanto Skizoo como Savia anunciaban su separación, todo parecía apuntar a que volveríamos a ver a los hermanos Escobedo juntos de nuevo, y, efectivamente, al poco se anunció la vuelta de Sôber. Unos pocos meses más, y aquí los teníamos ya, dispuestos a presentarse de nuevo ante el público de Barcelona.


Algo antes de la hora convenida la sala Apolo ya estaba repleta de gente, expectante por ver de nuevo a Sôber después de tantos años, y justo al llegar la hora empezó a subir exageradamente el volumen de megafonía, mientras empezaba a sonar el clásico Cum on feel the noize de Quiet Riot, hasta que se escuchó un rasguido que cortó la canción y se hicieron el silencio y la oscuridad.


Empezaron a salir los miembros de Sôber al escenario, primero Jorge Escobedo y Antonio Bernardini, fuertemente ovacionados por un público que estaba siendo bañado por un haz de rayos láser, y finalmente Carlos Escobedo, siendo ya la ovación ensordecedora. Se iluminó en rojo la ya clásica Ô que, enorme, cubría el fondo del escenario, y sin mediar palabra empezaron a descargar “Oxígeno (Ô2)”.


La puesta en escena era sencilla pero cuidada, con esa gran Ô cerrando el escenario y cuatro potentes flexos de luz blanca que, acompañados por unos rayos láser, iban produciendo distintos juegos de luz, mientras ellos mantenían el look con que se habían hecho famosos, vestidos de negro riguroso y con las cabezas rasuradas.

Aun tardarían una canción más, “Cientos de preguntas”, en saludar al público, y lo hicieron primero en la voz de Antonio, pero a partir de aquí fueron continuas las ocasiones en que todos ellos se iban alternando al micrófono, bien para saludar, hacer una broma, o simplemente presentar alguna canción, como hicieron al llegar “Sombras”, un tema nuevo que funcionó muy bien en directo, y al que siguió “Mis cenizas”, no sin antes recordar que estaban aquí cual ave fénix resurgiendo de las cenizas. Tocaron un par de temas más y, llevando apenas tres cuartos de hora de concierto, ya hicieron el primer corte. Este primer tramo me dejó bastante frío, entre lo corto y que la mitad fueran temas de Reddo, que aunque fueron los que más coreó la gente yo echaba en falta las canciones antiguas con las que conocí al grupo. El sonido tampoco acompañaba demasiado, que al estar tan alto se embarullaba un poco, y aunque al grupo se le veía en buena forma y con buen rollo entre ellos, como si no se hubiesen separado nunca, yo no acababa de cogerle el punto al concierto.


A los pocos minutos reaparecieron Carlos, Jorge y Antonio, y anunciaron que la siguiente canción iba dedicada a Big Simon y Alberto Madrid, fallecidos durante la separación del grupo. Obviamente se trataba de “Adiós”, que vino seguida por “Cubos”, ya con Manu Reyes de nuevo a la batería, y “Si”, en que a media canción Carlos se retiró a un lateral del escenario, donde había medio escondida una segunda batería, y protagonizó un duelo con Manu, que además de dar un poco de protagonismo al nuevo miembro del grupo sirvió para darnos uno de los momentos más espectaculares de la noche. Con Carlos de nuevo a las cuatro cuerdas metieron un poco más de cera, y volvieron a retirarse. Todo hacía pensar en un concierto muy cortito, pero faltaban aun algunas de sus canciones más emblemáticas y el concierto no podía quedarse solo en una horita. Y así fue, al poco salieron de nuevo y tocaron del tirón “Arrepentido”, “Eternidad”, y “Paradysso”, dejando la sala patas arriba, y cuando parecía que, ahora sí, ya terminaban, aun se marcaron “Loco”. Empezaron a despedirse de la gente, mientras iban haciendo un pequeño medley instrumental con fragmentos de las conocidísimas Enter Sandman, War Pigs y Master of Puppets, y finalmente dejaron los instrumentos y se juntaron todos en el centro del escenario, abrazándose y saludando a toda la gente, hasta que se retiraron, esta vez ya de manera definitiva.

Al final hora y media escasa de concierto, poco para un concierto tan esperado como era la vuelta a los escenarios de uno de los principales grupos nacionales de los últimos años. Y aunque el último tramo me dejó con un buen sabor de boca, de no haber sido por esas últimas 4 canciones el concierto me habría sabido a muy poquito. Aunque lo más positivo es que pese al largo parón al grupo se le vio en buena forma y con buen rollo entre ellos, así que esperemos no tardar en verlos de nuevo, y que sea con un nuevo disco bajo el brazo.


Oxígeno (Ô2)

Cientos de preguntas

La prisión del placer

Una hora más

La nube

Sombras

Mis cenizas

El hombre de hielo

10 años

---------------

Adiós

Cubos

Si

---------------

Arrepentido

Eternidad

Paradysso

Loco


Metal Morfosis

Orphaned Land + Leaves (Salamandra, 29/04/10)


Hacía ya 6 años que los israelíes Orphaned Land, poco prolíficos en estudio, publicaran Mabool, un disco que los consolidó como una referencia del metal internacional con su mezcla de metal progresivo y música oriental, con algunos toques de death/doom. Y este año por fin nos han ofrecido un esperadísimo nuevo disco, llamado “The neverending way of ORwarriOR”, contando además con un productor de lujo como es Steven Wilson (Porcupine Tree, Opeth, Anathema, …), y han programado una amplia gira por USA y Europa para presentarlo que los ha traído hasta Barcelona y Madrid.


Como teloneros por España tenían a los barceloneses Leaves, que nos presentaron su disco debut “While the light continues spinning”, haciendo un metal tranquilito y atmosférico, en una línea que me recordó un poco a The Gathering, aunque a ratos más pop y a ratos más cañera. Todo el grupo hizo una buena labor, pero destacó especialmente su vocalista, Rachel, con una voz muy bonita y muy activa en todo momento, danzando según la música y transmitiendo mucha serenidad. Cuando empezaron había aun muy poquita gente en la sala, pero como pudieron tocar bastante rato, alrededor de los ¾ de hora, hacia el final ya tuvieron bastante público disfrutando de ellos. Tras presentarnos un buen puñado de temas propios, terminaron con una versión del “Teardrop” de Massive Attack que les quedó de lujo, cerrando así una actuación muy correcta, y dejándonos buen sabor de boca antes de que salieran al escenario los cabezas de cartel.


Pasó casi media hora hasta que Orphaned Land se dejaron ver por el escenario, pero finalmente aparecieron, vestidos con túnicas y camisolas típicas de su tierra, con tal familiaridad que parecían estar en el salón de su casa; Kobi, el cantante, incluso iba descalzo, y unido a la barba y la túnica le quedaba una pinta de Jesucristo bastante importante, con la que él mismo haría alguna broma a lo largo del concierto.


Empezaron a escucharse unas voces infantiles por megafonía, y enseguida empezaron a tocar “Birth of the three”, el tema que abría Mabool. Kobi iba cambiando los registros guturales por las voces limpias sin ningún problema, moviéndose sin parar salvo para en ocasiones adoptar alguna postura casi ascética, y con un carisma que llenaba el escenario. El concierto transcurría estupendamente, hasta que tras la segunda canción tuvieron un fallo con el pedal de la batería, momento que aprovecharon para saludar al público y empezar a hacer alguna de las muchas bromas que vendrían a lo largo de la noche. Se resistió un poco, pero consiguieron arreglar el problema, y empezaron a meterle caña al nuevo disco, con temazos como “Barakah”, “Sapari” o “From broken vessels”, pero teniendo también algún momento para el recuerdo, como fue recuperar “Season’s unite” de su primer disco, algo más cruda que lo que hacen actualmente. Lamentablemente no podía haberlos acompañado en la gira Schlomit Levi, su cantante femenina, así que las pequeñas partes en que ella canta tuvieron que meterlas pregrabadas, así como todos los acompañamientos que tienen a base de instrumentos tradicionales, aunque esto es comprensible porque supondría llevar toda una banda con ellos, haciendo inviable una gira; pero aun así sonó todo muy natural y no se hizo extraño. Todos los miembros del grupo estaban muy animados; Uri Selcha, el bajista, no paraba quieto, con unas barbazas que le daban una pinta bastante salvaje; Yossi Saharon, el guitarra solista, además de tocar de lujo, estuvo con una sonrisita permanente durante todo el concierto, notándosele que lo estaba pasando muy bien; Svatitzki, el guitarra rítmico, sí que quedó quizás más en segundo plano, pero también estuvo bien; y Yatziv Caspi, el batería, incluso se ponía en pie cuando podía y animaba al público desde detrás de su instrumento, sin dejar de tocar mientras tanto.


El concierto estaba siendo una gozada, lo mismo venía una parte cañera y te entraban ganas de hacer headbanging, que había una más festiva y el grupo animaba a la gente a dar saltos y dar palmas ..y el público respondía de lujo a todos estos cambios, habiendo además un buen aforo en la sala, lo que le daba más vidilla al concierto. Llegó el turno de tocar otra de las canciones emblemáticas del Mabool, “Ocean land”, y tras ella se retiró todo el grupo salvo Caspi. Se hizo durante un momento el silencio, y empezó a sonar una darbuka pregrabada marcando un ritmo, al que fue siguiendo Caspi con su batería, ahora más lentamente, ahora metiéndole más caña, sin hacerlo demasiado largo, hasta que de repente terminó, y se escuchó un salmo y un mijwiz tocando el inicio del Seek and Destroy, lo que dejó a la gente flipando. Tras esta pequeña sorpresa, reaparecieron los dos guitarras y Kobi, para tocar “M I ?”, una canción tranquilita que sirvió para que Yossi se luciera un poco con un solo muy emotivo en el centro del escenario, mientras Svatitzski iba marcando tranquilamente la rítmica por detrás. Ya con toda la formación de nuevo sobre el escenario tocaron “The warrior”, y tras ésta nos dieron una buena sorpresa, pues para tocar “El meod Na’Ala”, del segundo disco, Yossi se fue detrás de su amplificador, y de allí sacó un bouzouki que sustituyó a su guitarra eléctrica, y con el que tocaron una canción muy alegre. Tras esto volvieron a su último disco con “In thy never ender way” y se despidieron tras casi dos horas de concierto, diciendo que lo habían pasado muy bien, siendo la primera vez que venían a Barcelona como cabezas de cartel, y que se habían sentido como en casa.


Pero no acabó aquí la cosa, sino que en seguida volvieron a salir, únicamente Yossi y Kobi, para recitar una canción árabe muy tranquila, y después ya todo el grupo se arrancó con el “Norra el Norra”, que levantó una vez más a toda la sala. Ahora sí, ya tocaba despedirse, no sin antes agradecer a toda la gente por haber ido y decir una vez más lo bien que lo habían pasado.


El concierto fue todo un lujo, de esos conciertos que pocas veces tienes ocasiones de ver. Un grupo que derrochó carisma y simpatía, con una propuesta musical original, muy cañera a la vez que alegre; un set-list bien elegido, con mucho material del nuevo disco pero sin olvidar sus discos antiguos; y tocando durante algo más de dos horas. Los teloneros además fueron una grata sorpresa, así que se dio una buena noche.


Birth of the free

Olat Ha’tamid

Like fire to water

Disciples of the sacred oath II

Barakah

The kiss of Babylon

Sapari

From broken vessels

Season’s unite

Vayehi Or

Halo dies

The path (Part I)

Ocean land

Drum solo

M I ?

The warrior

El Meod Na’Ala

In thy never ender way

---------------------------

Amen

Norra el Norra

Ornaments of gold


Metal Morfosis

8/4/10

Kamelot + Leaves’ eyes + Adagio (Salamandra, 03/04/10)


En plena Semana Santa tocaba reencontrarse con Kamelot, uno de los grupos que mejor ha sobrevivido a la resaca del power metal, y esta vez venían acompañados por un cartel bastante curioso: Leaves’s Eyes y Adagio, que sin duda ayudaron a que la sala estuviese llena hasta los topes, especialmente el grupo de la ex-cantante de Theatre of Tragedy. Entre la fecha y que era la segunda gira consecutiva de Kamelot sin presentar disco no esperaba un gran aforo, pero afortunadamente me equivoqué, y cuando llegué a la sala no cabía un alfiler.


A los franceses Adagio no pude verlos, y por lo visto hubo algunos problemas con el acceso a la sala y un ligero adelantamiento de los horarios, pero espero que pudiesen disfrutar de más público del que tuvieron en su pasada gira, más bien escaso. Además en esta gira cuentan con Mats Leven como vocalista (Therion, Yngwie Malmsteen, At Vance entre muchos otros), que me parece un fenómeno.


A quien sí pude ver fue a Leaves’ Eyes, que presentaban su nuevo disco: Njord. Aunque practican un estilo que no me dice gran cosa hay que reconocer que dieron un buen concierto, y pese a que la imagen del grupo la da Liv Kristine, el peso como frontman lo lleva Alexander Krull, que no paró de moverse y agitar al público, que en todo momento estuvo entregadísimo. Viendo la actitud del público incluso me atrevo a decir que había más gente que había ido por verlos a ellos que no por Kamelot.


Había muy buen ambiente cuando empezó a subirse el telón de nuevo, y en seguida vimos un escenario espectacular, muy bien decorado, con la batería de Grillo perfectamente visible y la corista en un segundo plano elevado. El grupo empezó a tocar las primeras notas de “Ghost Opera”, y cuando Khan apareció se oyó gritar a casi todas las chicas que había entre el público. Siguieron con el último, tocando “Eden Echo”, para entonces presentar un tema nuevo llamado “The great Pandemonium”, que empezó bien pero se acabó haciendo un poco monótono, siguiendo la línea oscura a la que ha derivado el grupo. Llegó el momento de echar la vista un poco atrás, con temas como “Center of the universe” en que la sala se vino arriba, o incluso “A sailorman’s hymn” de su “The fourth legacy”, lo más antiguo que tocaron y que dio un momento de calma al concierto, para seguir con una jam instrumental y de nuevo retomar temas recientes, como “When the lights are down”, muy bien recibido, o “The haunting”, coreado por el público y con la corista compartiendo primer plano con Roy. Tocaba presentar otro tema nuevo, llamado “Hunter’s season”, y la sala se enfrío un poco, pero se solucionó rápido al terminarla, ya que la corista salió al escenario vestida como una bailarina árabe y haciendo una danza éxotica, sirviendo para que medio público (masculino) desenfundara sus cámaras e introducir “Rule the world”. Y tras un solo de Casey Grillo, cerraron con “Forever”, en la que Khan aprovechó para lucirse un poco y hacer cantar al público.


La pausa duró poco, y enseguida salió la chica, disfrazada esta vez con una caperuza, mientras sonaba el interludio “Un assassino Molto silenzioso”, que anunciaba que íbamos a escuchar “The Black Halo”. Después presentaron “Season’s end”, el bonustrack de la edición japonesa de “Ghost Opera”, y cerraron el bis con “Karma”.

Pero no habían terminado aun, sino que tras una mínima pausa aparecieron dos chicas en los laterales del escenario, haciendo redoblar un tambor, y sonó “March of Mephisto”, con la que dieron fin a hora y cuarenta minutos de concierto.


El grupo estuvo muy activo en todo momento, moviéndose de un lado a otro y animando al público, pero Khan tuvo algunos momentos de ir muy justito a la voz y tuvo que ser ayudado por los coros. Y el sonido tuvo muy poca presencia de la guitarra, pero tengo la sensación que no fue un fallo, sino lo que ellos buscan para que se noten más las orquestaciones, pues los he visto ya varias veces sonando exactamente igual.


Kamelot no fallan, siempre ofrecen un buen espectáculo y además se les nota que les gusta cuidar lo que ofrecen, no solo en lo musical sino también en lo visual, pero la sensación que queda es que, a poco que hubiesen pulido un par de detalles más, habría pasado de ser un buen concierto a un concierto sensacional. El sonido que buscan, con tan poca guitarra, no gusta a la gente; y que teniendo una corista como miembro fijo en gira tengan que usar samplers en el par de canciones antiguas que tocan, queda cutre. Son detallitos, pero empañan una buena actuación. Y el set-list tampoco me convenció: siempre he dicho que un grupo debe defender su material más reciente, pero cuando no estás presentando un disco es buen momento para recuperar temas antiguos, y se notó que las pocas veces que se salieron de los dos últimos discos la gente reaccionó muy bien.


Metal Morfosis


22/3/10

The Answer (Bikini, 12/03/10)


Después de visitarnos el pasado verano teloneando a AC/DC, en unos conciertos con bastante mal sonido pero que les permitió darse a conocer ante un público mucho más amplio al que les vimos en su primera gira por España, los irlandeses The Answer han vuelto para presentar en condiciones su segundo disco, que ya había salido a la venta antes de la gira con los australianos. La publicidad ha hecho efecto, y nos congregamos bastante más gente que en su primera vez, llenando casi por completo la sala Bikini.


Al no haber telonero la sala ya estaba a rebosar de gente al poco de abrir puertas, y sobre la hora prevista empezó a sonar AC/DC por megafonía. Bonito guiño a la gira que los dio a conocer al gran público, y en seguido salieron al escenario, cogieron sus instrumentos, y arrancaron con ‘Tonight’, uno de los singles de su “Everyday Demons”. La puesta en escena era sobria, sin ningún tipo de decoración ni más luces que las básicas de la sala, ni falta que les hace: su principal argumento es el puro rock’n’roll, y lo ejecutan tan bien que no necesitan nada más. A partir de aquí fueron desgranando casi por completo su segundo disco, dejando únicamente fuera del setlist el tema Pride; una lástima, pues es muy buena canción. También hubo momentos para recordar el primer disco, con los temas ‘Come follow me’, muy bien recibido por el público; ‘Never too late’, donde aprovecharon para presentar a la banda; y ‘Under the sky’, con la que cerraron el primer tramo del concierto, tras una hora y cuarto que pasó volando. Cormac Neeson, el cantante, derrochó carisma y actitud en todo momento, como ya nos tiene acostumbrados, moviéndose sin parar y jugando con el pie de micro, y el público respondió muy bien en todos los temas, pero especialmente cuando Cormac, mientras cantaba ‘Evil man’, bajó del escenario y se mezcló con las primeras filas.


Para abrir el bis recuperaron su EP “Never too late”, interpretando el tema ‘Highwater or hell’, y después, tras hacer corear al público “Oh yeah Barcelona I’ve got the blues!”, finalizaron con ‘Preachin’.

Parecía que el concierto ya había terminado, pero aun volvieron a salir al escenario, y tras el grito de ‘Rock’n’Roll outlaw’ nos ofrecieron una versión del tema de los Rose Tattoo, donde de nuevo Cormac bajó del escenario y se adentró entre el público, consiguiendo una vez más la euforia de los asistentes.

Ahora sí, el concierto había finalizado. Hora y media de genuino rock con toques de blues que pasó en un suspiro, y junto a una sala con un excelente sonido y un público entregado, nos permitió disfrutar de una fantástica noche.




Setlist:

Tonight

Demon eyes

Come follow me

Walkin’ mat

Cry out

Never too late

Too far gone

Why’d you change your mind

On and on

Evil man

Comfort zone

Dead of the night

Under the sky

-----------------------------

Highwater or hell

Preachin’

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Rock’n’roll outlaw




Metal Morfosis

20/2/10

Danny Cavanagh + Leafblade (BeGood, 16/02/10)


Tras visitarnos hace unos meses con su grupo Anathema, y en lo que se termina de mezclar su esperado próximo disco, el guitarrista Danny Cavanagh nos ha obsequiado con una gira de formato mucho más reducido, tocando versiones acústicas de sus propios temas además de algunas versiones, y en la que se ha hecho acompañar por Leafblade, el grupo que forma él mismo junto a Sean Jude, y donde entra en terrenos más folk.


La sala, un pequeño local con una zona más elevada en un extremo que sirve de escenario, abrió las puertas con bastante retraso y al poco rato llegaron Danny y la poca gente que le acompaña en esta gira, mezclándose entre la gente como si de alguien más del público se tratase, yendo y viniendo para montar el stand de merchandising, hasta que a falta de cinco minutos para las diez, una hora después de lo previsto, Danny y Sean subieron al escenario, sin más atrezo que dos taburetes, e hicieron sonar algunas notas para comprobar el sonido.


Leafblade practican música de influencia folk, pero actualizado a sonidos más actuales, en un tono muy suave y ambiental. Arrancaron con un tema llamado “Sunset hypnos”, ambos tocando la guitarra acústica y siendo Sean quien llevaba la voz solista. Tras acabar este tema Danny se presentó al público, y a partir de ahí siguieron desgranando diversas canciones de su reciente y único disco “Beyond Beyond”, como “The roots and the stone” o “Rune song”, e incluso un tema del grupo de Sean, con quien Danny comentó que habían tocado cuando empezaban con Anathema hacía 20 años. Para finalizar nos ofrecieron una versión del “Going to California” de Led Zeppelin que encajó muy bien con el resto de temas tocados. Intercalando siempre bromas entre canción y canción, incluidos algunos guiños a las canciones de Anathema, crearon muy buen ambiente, y transmitieron la sensación de estar tranquilamente en un pub entre amigos.


Al acabar bajaron de nuevo entre el público, dando muestras de estar de muy buen humor, y tan solo diez minutos después Danny volvió a subir al escenario, para enfrentarse esta vez él solo al público, con la única ayuda de su guitarra y un pedal de efectos que usaría de manera muy ingeniosa para crearse un acompañamiento durante las canciones.


En pie en el centro del escenario Danny empezó a golpear la caja de la guitarra, grabando esa percusión con el pedal y dejando que se reprodujese en un loop, sobre el que nuevamente grabó una línea de guitarra, y sobre esto empezó a tocar “Deep”, la canción con la que suele abrir sus conciertos. Le siguió “Fragile dreams”, en la que cometió un error al preparar los loops, pero aprovechó para hacer una broma con ello y ganarse de nuevo al público, al que incluso hizo cantar el estribillo. Siempre en un estado de permanente alegría, y jugando con los loops, siguió tocando más temas de Anathema: “Forgottten hopes”, “Lost control”, en que de tan contento que estaba a punto estuvo de caerse en un amago de baile, “Leave no trace,” que dedicó a su hermano Vincent, y finalmente “One last goodbye” antes de empezar a interpretar versiones. La primera versión que cayó fue el “Big love” de los ingleses Fleetwood Mac, para después corresponder a la petición de un seguidor que antes del concierto le había pedido un tema de Nick Drake, a quien Danny hizo un disco tributo llamado “A place to be”. Aquí retomó momentáneamente los temas propios para tocar “Temporary peace”, y acto seguido arrancar con el “High hopes” de Pink Floyd, que estando a punto de terminar dejaría en suspenso, sonando únicamente los loops, para desaparecer del escenario y volver en un minuto escaso, como quien hace un bis. Terminó de tocar la canción y comentó que la preparación del nuevo disco de Anathema iba por buen camino y esperaba volver a venir pronto, e inició el tramo final de concierto con “Creep” de Radiohead y un par de temas propios: “Flying” y “Are you there?”, tras lo que invitó a Sean a subir de nuevo al escenario y se arrancaron con un “The boxer” de Simon and Garfunkel que sorprendió a todo el público, que sin embargo acabó dando palmas y pasándoselo de lujo.


Pasaban ya diez minutos de las doce de la noche cuando terminó este especial concierto, y Danny y Sean no tardaron ni un instante en mezclarse de nuevo con la gente y dejarse hacer fotos, dar firmas y estar la mar de simpáticos con todo el mundo. El sonido fue bueno, y las alrededor de 50 personas que allí nos juntamos, suponiendo un buen aforo para la sala, quedamos muy contentos, y es que da gusto presenciar un concierto de una manera tan cercana e incluso íntima con un músico al que se ve disfrutar. El único punto negativo que se le puede sacar fue ese retraso, siendo un concierto entre semana, que impidió que parte del público no pudiese disfrutar el post-concierto bajo riesgo de quedarse sin transporte público.


Metal Morfosis

19/2/10

Sunn O))) + Eagle Twin (Sala Apolo, 04/02/10)


Cuando alguien asiste a un concierto de Sunn O))) sabe que va a presenciar algo fuera de lo común, y para lo que hay que tener bastante predisposición. Con ese ánimo me dirigí a la sala Apolo, y nada más ver el escenario ya noté que la máxima que venían pregonando de “Maximum volume yields maximum results” se iba a cumplir, con un muro de amplificadores cubriendo tanto el fondo como los laterales del escenario.


Para ir calentando la noche teníamos a Eagle Twin, un grupo formado tan solo por un guitarrista y un batería, y cuyo único disco “The unkindness of crows” me había llamado bastante la atención, con un doom muy crudo, donde no se nota en absoluto que haya tan solo dos personas.

Pasaban escasos minutos de la hora anunciada cuando Gentry Densley, el vocalista y guitarra, se acercó al micro y empezó a soltar los gruñidos que abren el primer tema del disco, “In the beginning was the scream”. A partir de ahí se inició una sucesión de riffs totalmente primitivos, acompañados por los golpes lentos pero compactos de Tyler Smith, que rompió una baqueta y tenía que estar recolocando la batería continuamente por los golpes que le daba, encadenando una canción tras otra de manera que resultaba imposible adivinar cuándo terminaba una y empezaba la siguiente, hasta que 50 minutos más tarde pararon de golpe y se hizo el silencio. A lo largo de ese tiempo se fueron alternando momentos más sosegados, donde quizá se echaba en falta algo más de consistencia, con otros de una intensidad brutal, en que parecía imposible que solo hubiese dos personas sobre el escenario. La afinación de la guitarra, como si de un bajo se tratase, ayudó a lograr un sonido muy lleno y, gracias al buen sonido, muy alto y con fuerte presencia de graves, notabas como si cada riff te golpease físicamente.


En ese momento la sala ya rozaba el lleno, y la gente estaba expectante ante lo que iba a venir, sabiendo que no iba a ser algo normal. Cabe decir que Sunn O))) convierten sus conciertos en toda una representación teatral de sonido ralentizado y distorsiones continuas, alcanzando un carácter casi ritual, e improvisando sobre sus propios temas sin que exista un setlist propiamente. A la formación tradicional de Sunn O))), consistente en Greg Anderson y Stephen O’Malley tocando la guitarras y el bajo indistintamente, acompañaban en esta ocasión Attila Csihar, cantante de los míticos Mayhem, y Steve Moore manejando los sintetizadores, perteneciente a Earth, el grupo que Sunn O))) empezó versionando y al que ha acabado apadrinando bajo su propio sello discográfico.


Por fin se apagaron las luces de la sala, mientras una enorme masa de humo llenaba el escenario, iluminado únicamente por una tenue luz, que posteriormente iría alternando entre el rojo y el verde. En seguida empezamos a distinguir las siluetas de Anderson, O’Malley y Moore, ataviados con sus habituales capuchas oscuras, para acto seguido y sin mediar palabra empezar a ofrecernos resonancias pesadas y densas durante un cuarto de hora, mientras se iban moviendo de manera tan lenta y exagerada como los sonidos que ejecutaban, y se iban pasando una botella de vino creando toda una liturgia. Si con Eagle Twin habíamos notado cómo nos golpeaba cada golpe de riff, gracias al volumen ensordecedor y los fuertes graves, aquí la vibración ya se había convertido en algo continuo que nos sacudía el cuerpo en todo momento, notando cómo nos temblaban hasta las entrañas. Finalmente hizo su aparición Attila, también vestido como un monje, y tras algunos movimientos rituales empezó a cantar un sermón. Attila es la auténtica bestia escénica del show, lo mismo recitaba que sacaba voces desgarradas o emitía cantos armónicos budistas, siempre acompañándose de una potente gesticulación que le ayudaba a lograr una gran presencia sobre el escenario. Cualquier cambio en la actuación se hacía con mucha parsimonia, llevaba su proceso; las guitarras alternaban momentos más frenéticos con otros en que dejaban caer las notas como si fuesen ligeras gotas, y entonces notabas cómo dejaba de vibrarte el cuerpo por un instante y lo echabas en falta, a la vez que Attila cambiaba de registro vocal o Moore sustituía los teclados por un trombón para darle un nuevo matiz al sonido. Acercándose el tramo final del concierto, Attila dejó el escenario durante unos minutos, para aparecer después ataviado con una túnica recubierta de espejos afilados y una corona de ramas, que enseguida cambiaría por una corona de largos espejos, recreando una escena de auto-coronación mientras las guitarras iban aumentando cada vez más su intensidad, hasta acabar con Attila gritando de rodillas y Anderson y O’Malley alzando sus guitarras sin dejar de rasgarlas. Y de golpe cesó el ruido.


La sensación que te queda tras presenciar algo así es extraña. No es una música que transmita sensaciones agradables, te deja incluso un poco aturdido, y hay momentos en que esa lentitud en los cambios resulta excesiva y desconectas. Pero también hay otros momentos en que todo eso ritual casi religioso, junto a la sensación de poder palpar el sonido, consigue que entres en una especie de trance con la música. Consiguen llevar la experiencia del concierto a todos los sentidos, a través de una propuesta musical que parece estancada y repetitiva, pero que se alarga durante hora y media sin pausa sin que se haga larga, gracias a una puesta en escena muy lograda.

Metal Morfosis